Jugando con Cuba
Archivo Progreso • 1 de diciembre, 2010
Por Jane Franklin
Un nuevo juego de video-guerra llegó a las tiendas el 9 de noviembre, estableció un récord de ventas de 5,6 millones de unidades vendidas en el primer día y sigue siendo unbestseller.
Llamado “Code of Duty: Black Ops” (Código del Deber: Operaciones Negras), este juego de realidad virtual tiene lugar en la década de 1960, en una resurrección de la llamada Guerra Fría. El territorio enemigo consiste en Cuba, Vietnam, Laos y Rusia.
Como informa la agencia Associated Press, “en una misión [...] los jugadores deben cruzar La Habana a balazos para asesinar a un joven Fidel Castro.” Los jugadores – en su mayoría jóvenes, sobre todo niños – disfrutan una orgía de matanza al acercarse a su objetivo.
En la vida real, la mayoría de estos jugadores no saben casi nada acerca de Castro. Pero este juego proporciona a millones de jugadores la experiencia virtual de invadir Cuba y asesinar al líder. De este modo, los jugadores se convierten en participantes en la normalización del terror que es una parte cada vez mayor de nuestra cultura aquí en los Estados Unidos.
No importa que en el mundo real más de 600 intentos de asesinar a Fidel Castro hayan fracasado. En esta realidad virtual, las fantasías del Imperio triunfan sobre la realidad histórica. Como observa un noticiero cubano: “Lo que el gobierno de Estados Unidos no pudo lograr en más de 50 años ahora está tratando de hacer de forma virtual.”
El crítico de los vídeo-juegos del New York Times, Seth Schiesel, supuestamente un adulto cuya mente no debe ser tan maleable, alaba su nuevo juego. Después de jugar, él inmediatamente lo repitió, diciendo: “Quería tratar de nuevo de asesinar a Fidel Castro durante la invasión de Bahía de Cochinos”.
¡Eh, vamos! – dirían algunos lectores – ¡es sólo un juego!
Si es así, es un entretenimiento jugado en serio por la persona que está a punto de convertirse en presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes. Los resultados de las elecciones de noviembre significan que un republicano presidirá cada comisión de la Cámara.
Ileana Ros-Lehtinen, representante derechista de la Florida, ha soñado durante décadas en llegar a esta posición de poder en Washington, jugando un papel importante en la política exterior de EE.UU. no sólo hacia Cuba sino hacia el mundo entero.
Ros nació en 1952 en La Habana, donde su padre era un ferviente partidario de la dictadura de Batista. Él se mudó con su familia a Florida después de la Revolución.
En 1989, el representante demócrata de la Florida, Claude Pepper, murió en el cargo y Ros-Lehtinen ganó una elección especial para reemplazarlo. Ella centró su campaña en la liberación del terrorista Orlando Bosch, quien fuera uno de los dos autores intelectuales de la voladura de un avión cubano de pasajeros con 73 personas a bordo. Todos murieron.
El Departamento de Justicia dictaminó que Bosch debía ser deportado debido a sus actividades terroristas, pero Ileana Ros-Lehtinen tenía el respaldo de la adinerada y poderosa Fundación Nacional Cubano Americana.
Su jefe de campaña fue Jeb Bush, el hijo del entonces presidente George Bush, quien se opuso a su propio Departamento de Justicia y liberó a Bosch en Miami, donde hoy camina libre, alardeando todavía de sus intentos de asesinar a Fidel Castro.
Ros-Lehtinen se convirtió en la primera congresista cubano-americana. Se le dio un puesto en el Comité de Relaciones Exteriores poco después de su elección y ha abogado por el derrocamiento del gobierno cubano desde ese entonces.
En 1996, en el programa “Today” de NBC, Ros-Lehtinen amplió su llamado a la acción contra Cuba. Cuando el entrevistador Bryant Gumbel dijo que la mayoría de los estadounidenses probablemente no ve a Cuba como una amenaza, ella le respondió: “¿Cuál fue la amenaza antes de la invasión a Panamá? ¿Acaso pensamos que el ejército de Manuel Noriega nos iba a invadir? ¿Y qué fue la amenaza en la Guerra del Golfo Pérsico? ¿Iban a enviar a sus aviones e invadirnos? No hubo amenazas – y sin embargo tomamos medidas enérgicas”.
En otras palabras, a pesar de que Cuba no representa una amenaza, Washington debería utilizar sus fuerzas armadas para atacar a Cuba de la misma manera que atacó a Panamá e Irak.
En el documental británico “638 Maneras de Matar a Castro”, Ros-Lehtinen dijo a su entrevistador, “Doy mi beneplácito a la oportunidad de que alguien asesine a Fidel Castro”.?Los millones de personas que juegan a asesinar a Fidel Castro y dominar al mundo con Black Ops tienen su avatar en Ileana Ros-Lehtinen.
Jane Franklin es una historiadora que ha escrito libros sobre Cuba. Ha publicado numerosos artículos, poemas y reseñas de cine y ha dictado numerosas conferencias sobre Cuba, Vietnam, Nicaragua, El Salvador y Panamá. Para obtener más información, consulte http://janefranklin.info